"Mi obra consta de hechos que, aún representados tienen una suerte de impalpabilidad, intentando demostrar cada uno de los detalles en los que normalmente no nos fijamos. De la misma manera que busca digerir la infinita e incomprensible textura del objeto representado a través de la mirada, y la profunda, infinita e indefinida sensación que produce".
Miguel Ángel Casco Arroyo
Un puñado de imágenes silentes cuestionado a su interlocutor, son el resultado de la producción que evidencia De lo etéreo y lo inefable. Y es que al confrontar las miradas, se evoca un juego que resulta, como su nombre lo indica, velado e indecible, donde el por qué y el para qué salen a flote, y más aún, encabezan el arsenal de preguntas que están por venir.
En su producción pictórica, Miguel Ángel Casco Arroyo invita a la comprensión de las formas, las texturas, los espacios, los objetos, todos ellos en su totalidad. Busca proponer las cualidades indisociables de los mismos, y lo hace a través de las miradas que incitan a la indagación de la persona retratada. Es entonces cuando las miradas ganan una suerte de atemporalidad. Uno puede pensar que es el objeto el que entra en el espectador, sin embargo el autor invita a que uno se adentre en el sosiego de las dudas que resultan del intercambio con la pieza.
Las imágenes están cargadas de goce, de dolor, de gestos y huellas que sugieren una realidad más amplia. Las miradas pesadas, las texturas en cabello y piel, son prenda de un puñado de preguntas que surgen en una primera lectura, y que se multiplican cada vez que se tiene contacto con los retratos. Es así como las piezas se expanden en su esencia, y se adentran en el juego de tensión con su interlocutor.
San Andrés Cholula, Puebla
Danilo Kerenski
Isidro Carreño
2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario